Alfredo Tamayo - Periodismo cotidiano
abril 01, 2020
Diversas son las opiniones de calificados economistas sobre el complejo panorama económico y financiero para cuando pase la cuarentena y deba enfrentarse un nuevo orden de las cosas. Sin embrago, los viejos mapas, sin ser desechados, deben abrir espacio para la reinvención de nuevas rutas, soluciones y enfoques de oportunidades.
Sin lugar a dudas, una de las principales preocupaciones tanto de los gobiernos, las empresas y las personas es el panorama económicamente incierto que se presentará en el futuro inmediato al post- Covid 19. Este artículo tiene la intención de ordenar algunas ideas y opiniones que han circulado en el espacio público, especialmente en Venezuela, a través de las voces de algunos analistas económicos y financieros que recientemente se han expresado en la esfera de medios de comunicación pero de forma aislada[1].
Paraguas para la tormenta
Algunos gobiernos están tratando de maniobrar y esperar un despeje del panorama luego del período de cuarentena. El caso de Venezuela se esboza muy complejo cuando la mayor parte de su economía depende esencialmente de la exportación de petróleo, y éste commodity, está bajo una guerra de precios y de baja en su cotización amén de la situación de bloqueo financiero de hace unos años que padece nuestro país.
Por otra parte, las empresas y los nuevos emprendedores, no sólo en Venezuela, sino en el mundo entero, se hallan frente a diversos dilemas que implican una readaptación, forzosa para la mayoría, a nuevas formas de producir o de sostener las tradicionales.
Y las personas individualmente, no sólo se encuentran en una confrontación de sus capacidades laborales con el paradigma tecnológico y las nuevas formas de organización del trabajo, sino también frente al desafío de nuevos hábitos de consumo.
Los orígenes de las brisas huracanadas
¿La actual crisis financiera es antes del Corona Virus? ¿Éste es consecuencia o causa del desplome de las grandes bolsas de valores del mundo? Para el economista Luis Gavazut, ese desplome se debe al “Exceso de capital ocioso que no encuentra nichos de ganancias en ningún país del mundo” y que en forma similar a la crisis de 2008, estalla como una burbuja de dinero inorgánico.
De hecho, siempre se ha establecido que la diferencia entre la economía real (producción concreta en la agricultura, la industria y el comercio, el Producto Interno Bruto de un país) es diametralmente opuesta a la Economía Financiera. Son desproporcionadas las brechas entre ambas. Una es tan gigantesca que puede reconstruir un país entero, haciendo lucir a la otra de manera ínfima.
En esta misma línea, Leonardo Buniak, analista financiero internacional, reiteradamente ha señalado que más que una crisis financiera como la de 2008 (que podía estudiarse desde la teoría de las expectativas racionales) esta de 2020 es una crisis industrial. Una crisis industrial en que “la gran factoría de la humanidad” que es China, ralentizaría su crecimiento y producción industrial nunca antes vista.
Para este analista, el gran efecto colateral sería una recesión económica mundial donde habría paro y desempleo, aunque con dinámicas muy variables, y quizás temporales en algunos sectores como el farmacéutico, el textil artesanal (con la fabricación de tapabocas) y por supuesto el comercio y servicios del sector alimentos.
Para algunos existe ya el colapso del sistema fiduciario, del modelo económico del viejo capitalismo. Para otros, las cadenas de suministro desde las industrias, entrarían en receso al tener muchas industrias y comercios cerrados.
Revisión de mapas, reinvención de rutas
Frente a un territorio que puede ser mutante, los viejos mapas ya no tendrán sentido. Entendemos como mapas los paradigmas o modelos para hacer las cosas, para producir y ser un agente socio-económicamente productivo. Sin descartarlos del todo, los viejos mapas o paradigmas habría que revisarlos, reeditarlos y actualizarlos, lo que puede llevar a más de uno a reinventar las rutas, los accesos, los modelos de negocios y de trabajo, por ejemplo.
Para Pedro Leandro, impulsor de Startups en Caracas, es importante, después de priorizar la salud y la prevención, identificar la crisis y cómo ésta afectaría los modelos de negocios que tienen, por ejemplo, los nuevos emprendimientos. Muy importante, que de la observación, se destaquen las oportunidades que se abren en toda crisis.
Ricardo Cordido, abogado especialista en exportación y comercio internacional, se ha enfocado precisamente en el aspecto de las nuevas oportunidades que representan las crisis partir de la inédita experiencia venezolana. Muchas han sido las estrategias, tácticas, invenciones y maniobras que han hecho los venezolanos para aguantar una hiperinflación de casi dos años, el decrecimiento del PIB, los bloqueos financieros internacionales y otros nubarrones.
Esta situación potenció la capacidad exportadora de rubros tradicionales como el ron, el cacao, el café y otros no tradicionales como el mango. Pero también la adopción de nuevas formas de trabajar como el teletrabajo que implica una nueva forma de organización laboral así como las criptomonedas y la Blockchain, la tecnología que la sustenta la criptoeconomía.
Recientemente en Caracas, la Asociación Nacional de Criptomonedas, ASONACRIP, elaboró un serie de propuestas y recomendaciones para mitigar y paliar los efectos adversos de esta gran crisis global, como por ejemplo, a lo interno de la economía venezolana darle mayor usabilidad a las criptomonedas todas, en especial al Petro que ha estado en unas fases experimentales, pero que sin embargo, no se ha depreciado su cotización ya que, a diferencia de otras criptomonedas, el Petro tiende a la estabilidad y no a la volatilidad.
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